El placer de hablar de uno mismo
Un artículo que dice que hablar de uno mismo resulta gratificante seguramente sea correcto. Vale, pero a ver si estos de Harvard nos hacen otro estudio que diga que lo que de verdad nos hace verdaderamente humanos es escuchar. Escuchar, y además hacerlo con el corazón (se puede, se puede…) nos abre a las dimensiones más profundas del ser humano. En Alteraudio lo sabemos, e intentamos facilitar “oir” a cuantas más personas mejor como primer paso para la escucha. Como nos encantan también estos temas de psicología lo compartimos con todos vosotros. Viene en La Vanguardia de ayer:
El placer de hablar de uno mismo
Hablar de uno mismo activa los mismos circuitos de gratificación en el cerebro que el sexo y la comida, según demuestra una investigación presentada ayer por psicólogos de
“Los seres humanos dedican entre el 30% y el 40% de lo que hablan a informar a otras personas de sus propias experiencias subjetivas”, escriben los autores de la investigación en la revista Proceedings de
Para comprender esta afición tan humana a comunicar las vivencias propias a otras personas, los investigadores Diana Tamir y Jason Mitchell han diseñado una serie de experimentos para los que han reclutado a más de 200 voluntarios. En un primer experimento, se ha registrado la actividad cerebral de los voluntarios con resonancia magnética. Se ha comparado qué ocurría en su cerebro cuando pensaban en sus propias creencias, opiniones y rasgos de personalidad y cuando pensaban en los de otras personas.
Los resultados muestran que, al pensar en ellos mismos, se les activan el núcleo accumbens y el área tegmental ventral en el centro del cerebro. Estas mismas áreas se activan ante estímulos gratificantes como el sexo y la comida. Al pensar en los demás, en cambio, la actividad en estas áreas del cerebro es baja.
En un segundo experimento, Tamir y Mitchell pidieron a otro grupo de voluntarios que vinieran acompañados –por ejemplo, con la pareja o con un amigo–. Ante algunas preguntas, se les dijo que el acompañante oiría sus respuestas. Ante otras, nadie las oiría. De nuevo se registró su actividad cerebral durante el experimento. Y de nuevo se observó que hablar de sí mismos les resultaba más gratificante que hablar de otras cuestiones.
Pero la gran novedad de este segundo experimento fue que, cuando el voluntario sabía que su acompañante oiría la respuesta, la actividad del núcleo accumbens y el área tegmental ventral se disparaba. En cambio, cuando nadie iba a oír la respuesta, la actividad en estas áreas no aumentaba. “El valor de hablar de uno mismo tiene dos orígenes independientes: la introspección y la comunicación de información a otras personas”, escriben los investigadores en Proceedings.
…Los resultados demuestran que “los humanos están tan dispuestos a revelar información sobre sí mismos porque les resulta intrínsecamente gratificante”, concluyen los investigadores en Proceedings. Aunque esta idea se había propuesto antes como hipótesis, nunca hasta ahora se había demostrado experimentalmente.
El placer de hablar de uno mismo es beneficioso por varios motivos”, argumentan los psicólogos de Harvard. “Genera vínculos y alianzas entre personas; ayuda a obtener conocimiento sobre uno mismo; […] multiplica el conocimiento que cada persona puede adquirir a lo largo de la vida”. Y es útil para “la extrema sociabilidad de nuestra especie”.
Interesante, ¿a que sí?