El verano como oasis

«¡Viene el autobús!», clamaba con una sonrisa una voz y las miradas, incluida la de Teresa, se lanzaban a la búsqueda del vehículo esperado. Llegaba a la hora prevista y dibujaba la ilusión nerviosa en el rostro de los que le aguardaban. Ya antes de detenerse varias manos se agitaban con fuerza en su interior. Una de ellas, la de Glana, se dirigía a Teresa, su familia burgalesa este verano, igual que el anterior, a modo de oasis en un desierto que es su hogar el resto del año: el campamento de refugiados en el que habita el pueblo saharaui.

Teresa Masip se sumó a la iniciativa ‘Vacaciones en paz’ el año pasado con un doble objetivo, apoyar esta labor y, de paso, mostrar a su nieta, de 7 años, que hay niños que viven otras realidades. «La verdad es que con Glana la experiencia ha sido maravillosa», acierta a decir segundos antes de que se abra la puerta del aclamado autobús.

De él bajan hasta 29 niños y niñas de entre 8 y 12 años, cansados por las horas de viaje que acumulan y, la mayoría, felices de repetir verano en Burgos. Otros, los que se estrenaban, se debatían entre la alegría y el lógico temor a lo desconocido.

 
A los recién llegados ayer se sumarán pronto otros tres más, que llegan para recibir tratamiento médico específico que, en algunos casos, alargará su estancia en la ciudad «uno o dos meses». Lo detallaba el presidente de la agrupación Amigos del Pueblo Saharaui, Antonio Ibáñez, feliz con la respuesta de las familias burgalesas en esta nueva edición. El interés ha sido tal que tenemos unas cuantas de reserva porque superaban el número de niños que venían. «No nos atrevimos a solicitar más de los 32 que llegan por si acaso no cubríamos y ha sido al revés y estamos muy contentos», celebraba el responsable de la asociación y subrayaba la generosidad de los participantes en este programa «sobre todo en tiempos de crisis como los que vivimos en la actualidad». Apuntaba, no obstante, que esta experiencia «merece la pena» tal y como, aseguró, confirman las familias que repiten año tras año.

Más allá de la oportunidad que brindan estas ‘Vacaciones en paz’ a los pequeños que las disfrutan la iniciativa pretende recordar a la sociedad española la situación en la que vive el pueblo saharaui. «No debemos olvidar que 200.000 refugiados llevan 37 años en campamentos, expulsados de su tierra por Marruecos. Confiamos en una solución pero tememos que si no llega las protestas se radicalicen», explicó Ibáñez.

 

Texto: El Correo de Burgos

Imagen: El Diario de Burgos

 

19-6-2014

 

 

 

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