Contaminación acústica

La contaminación acústica es uno de los grandes problemas de salud que afecta a muchas ciudades del mundo. Los especialistas nos hacen tomar conciencia y aprender a protegernos.

 

Vivir en las grandes urbes o ciudades trae consigo, a veces, la exposición y el acostumbramiento al ruido. Si nuestra casa da a una avenida o calle transitada, los cláxones de los coches, las sirenas de ambulancias y los ruidos de motores, serán el sonido ambiente que nos acompañará en el día a día.


Al trasladarnos en metro o tren, las vías resuenan como chillidos que llegan a nuestro tímpano. Nos acostumbramos a que el sonido, que nos envuelve a diario, sea un ruido molesto, dañino y poco advertimos cuán grande es su efecto en nuestro organismo.


Los especialistas nos advierten sobre sus riesgos y cómo prevenir sus daños.


La problemática de la contaminación por el ruido medioambiental afecta a nuestra salud de forma global. Según la Organización Mundial de la Salud, la exposición a niveles altos de ruido tendría diversos efectos sobre la audición, sobre el sueño, sobre las funciones fisiológicas y sobre el rendimiento cognoscitivo. Pero antes que nada, hay que determinar qué tipo de exposición es la que hace verdadero daño a la salud.


¿Existe diferencia entre una exposición al ruido urbano diario, al tránsito, a la construcción de obras públicas o al ruido del vecindario, de aquella que se produce de forma continuada en el ambiente laboral?


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Federico Di Lella, otorrinolaringólogo del Hospital Italiano de Buenos Aires, sostiene que «la exposición ocasional a niveles controlados de ruidos no provoca problemas o daños auditivos, sin embargo, si esto excede los niveles aceptables por las normas internacionales o si son en forma crónica, pueden afectar». Y a la vez aclara que «para que aparezca una lesión en el sistema auditivo inducida por ruido, deben asociarse tres factores: intensidad del ruido en dB (decibelios); tiempo de exposición en segundos, minutos, horas, etc.; y finalmente, la predisposición personal. Existen factores genéticos que hacen que una persona expuesta a un determinado ruido, por un determinado tiempo, tenga más posibilidades de presentar un daño que otra».

Para determinar si un ruido afecta negativamente a la salud de un individuo, la OMS establece unos efectos que son los que se deben tomar en consideración para calificarlo como un estresor en nuestra persona:


• la interferencia en la comunicación.

• la pérdida de la audición.

• el trastorno del sueño.

• problemas cardiovasculares y psicofisiológicos.

• una reducción en el rendimiento.

• molestia y efectos sobre el comportamiento social.


Ahora bien, cuáles son los decibelios de sonido que el oído humano es capaz de soportar, los expertos sostienen que «los ruidos que pueden provocar daño son los que sobrepasan los 80 dB y nuestro organismo, al no tener mecanismos de defensa eficaces para ruidos prolongados y de altas frecuencias, queda expuesto a la contaminación».


Pero ¿qué sucede cuando el ruido forma parte de nuestro trabajo diario? Los trabajadores del suburbano, de la aviación o los operarios de la construcción que están más expuestos que otros a altos niveles de ruido, ¿indefectiblemente van a desarrollar una patología?


El doctor Federico Di Lella, sostiene al respecto que «de ninguna manera es esperable que personas que trabajan en ocupaciones que se sabe están expuestas a mayor contaminación sonora desarrollarán, indefectiblemente, problemas auditivos. Por el contrario, en estos grupos, las medidas de protección auditiva están disponibles y deben exigirse y utilizarse a fin de proteger el sistema auditivo de los efectos nocivos de dicha estimulación. Por otro lado, debe regularse el tiempo de exposición, haciendo rotación de operarios si fuera necesario».


Sin embargo, cuando no existen medidas preventivas, la OMS asegura que se producen ciertos efectos en las funciones fisiológicas de los trabajadores y personas que viven cerca de aeropuertos, industrias y calles ruidosas, y que después de una exposición prolongada, podrían desarrollar patologías permanentes como hipertensión y cardiopatías asociadas a la exposición a altos niveles de sonido. E incluso, la presión arterial y el riesgo de hipertensión, suelen incrementarse en los trabajadores expuestos a altos niveles de ruido industrial a partir de los 5 años de exposición.


Ante esta realidad, es importante conocer cómo podemos cuidar nuestros oídos para protegerlos, en la medida de lo posible, de los efectos negativos de esta exposición al ruido.


Estos podrían ser algunos consejos:


• Informar, principalmente a los adolescentes que tienden a hacer un uso excesivo de reproductores personales, sobre el tiempo de exposición diario a los mismos y el daño auditivo.

• En la industria, la mejor profilaxis son los controles auditivos periódicos, a través de audiometrías cada tres meses y antes de entrar al trabajo.

• Existen normas en la Medicina del Trabajo que promulgan el uso de instalaciones o aislamientos especiales con carácter de obligatoriedad.

• El equipo especialista en medicina ocupacional debe integrarse con Audiólogos, Otólogos, Ingenieros y Técnicos en Seguridad e Higiene Industrial, a fin de desarrollar programas destinados a conservar la audición y controlar los ruidos de la industria.

• El uso de protectores auditivos, bien de inserción o de cascos, son de ayuda, generando cierto grado de atenuación.

• En la medida de lo posible, utilizar cerramientos en las viviendas, con doble acristalamiento y aislamiento acústico en las construcciones, es una herramienta de ayuda como estrategia en la planificación urbanística y arquitectónica. Los nuevos y modernos materiales desarrollados para la construcción de tabiques o muros, con revestimientos de doble aislamiento acústico y térmico son una estrategia adecuada. Recordemos que el aire es un excelente medio de aislamiento tanto térmico como acústico, por lo que estos materiales son ligeros y consisten básicamente en incorporar moléculas de aire en su interior.

 

SUSANA DOMÍNGUEZ

Fonoaudióloga Senior As Ibérica

Unidad de Acúfenos de Otoneurología (Clínica de Neurociencias INEBA).

Resp. Audiología del Servicio de O.R.L. (Hospital Italiano de Buenos Aires).

Investigadora de trastornos del procesamiento auditivo central.

 

Fuente: gaceta audio, julio 18

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