LA HUMEDAD Y EL CALOR DEL VERANO FAVORECEN LA APARICIÓN DE OTITIS
Los baños en playas o piscinas durante el verano son el caldo de cultivo perfecto para las patologías óticas, entre las que la otitis externa difusa es la más frecuente, según el especialista en Otorrinolaringología del Hospital Quirón de Torrevieja, el doctor Bernardo Galvañ.
En una nota de prensa, Galvañ ha explicado que esta enfermedad la produce un germen denominado pseudomona, que crece en la piel del conducto auditivo externo provocando una inflamación con dolor intenso, secreción purulenta del oído y sensación de taponamiento o sordera.
Según el doctor, esta patología la sufren aproximadamente «el 60 por ciento de los niños de entre 2 a 12 años» atendidos por el servicio de urgencias del Hospital Quirón de Torrevieja durante los meses de julio y agosto.
Esto se debe a que su «conducto auditivo es más estrecho», lo que les produce «fiebre e inflamación de la piel que rodea al oído».
Galvañ ha destacado como otras enfermedades comunes en verano la otomicosis, la otitis media crónica reagudizada y la sobreinfección de cavidad de mastoidectomía, todas ellas producidas por la entrada de agua en el oído o por el cambio del PH en éste debido a los geles o champús utilizados.
Según ha señalado, los factores determinantes en la aparición de todas estas patologías son el calor y la humedad.
Otros motivos
Sin embargo, existen otros aspectos que pueden dar lugar a estas patologías como la sudoración excesiva, la ausencia de cerumen, de manto ácido o de capa lipídica, así como la contaminación de las aguas, los traumas locales o los procesos dermatológicos tales como los eccemas.
El experto ha subrayado la importancia de prevenir la otitis antes de tratarla y, para ello, es importante llevar a cabo una correcta higiene de los oídos, sin utilizar bastoncillos pero secándolos muy bien con una toalla o, incluso, con un secador de pelo.
Para aquellas personas propensas a padecer otitis, recomienda el uso de gorro de baño y tapones especiales en la playay la piscina.
De esta forma se evitan los tratamientos con gotas óticas, compuestas de antibióticos, corticoides y pH ácido, así como de analgésicos e, incluso, de la administración sistémica antibióticos y antiinflamatorios, en los casos más graves.
Diario ABC 11 agosto 2014