Yo soy Tu (propuesta de lectura)

«Hay que creer que se puede construir una nueva sociedad, mucha gente ya lo está haciendo»

 

Diego Isabel La Moneda • Emprendedor y miembro de la Economía del Bien Común


Tras su experiencia en cooperación internacional, su afán por ayudar a la puesta en marcha de empresas, su rebeldía ante el sistema que no avanza, la falta de valores e indiferencia de gran parte de la sociedad y, especialmente, su contacto con el proyecto de la economía del bien común, le han llevado a plasmar sus ideas en una publicación. Presentada en Barcelona, Valencia, Alicante, espera poder hacerlo después del verano en Palencia, Madrid, Málaga y Sevilla.

Yo soy tú. Propuesta para una nueva sociedad. ¿En qué se basa  esta proposición tan llamativa?

Nunca había pensado escribir un libro. La motivación nació a partir de mi experiencia trabajando en empresas, administraciones y cooperación internacional. Todo ello unido a la situación de crisis y desorientación de hacia dónde vamos me llevó a comenzar a escribir a nivel personal. Me fui dando cuenta que en los textos había una propuesta para una nueva sociedad y decidí darla forma a través de un libro.
Yo soy tú es una fórmula que utilizaban las antiguas tribus indígenas en América y África como saludo, recibiendo como respuesta: tu eres yo. Tenemos enraizado este aspecto e incluso todas las religiones se basan en que todos somos lo mismo y estamos unidos. Este título es la base de toda la propuesta política social y económica que se expone en el libro: sin nos identificamos con los demás y sentimos que somos una comunidad podemos eliminar muchos problemas.
La motivación de escribir el libro también surgió al plantearme que todo el mundo intenta solucionar la crisis con los mismos parámetros. La propuesta que hago está fundamentada en esa base humana de buscar el reconocimiento de los demás, la felicidad y el bien común.

La economía del bien común es un proyecto económico abierto a las empresas y promovido por el economista austríaco Christian Felber, que está ya en más de quince países. Se está poniendo en marcha una Federación Internacional de la Economía del Bien Común y yo soy el representante español, por lo que tenemos un gran trabajo por delante.


La propuesta se basa en dos principios. Uno de ellos es el buscar el bien común de la sociedad en lugar del ánimo de lucro y el segundo se centra en colaborar, en lugar de competir. Siempre nos han enseñado que para ser felices hay que ser competitivos  y generar dinero, pero no es así: para ser felices tenemos que ayudar y colaborar. Es una alternativa a los sistemas que conocemos y que se ha demostrado que no funcionan.

Es una sociedad con la que todos soñamos. ¿Qué podemos hacer para ser felices y lograr el bien común?


Esto es lo que se plantea en las tres partes de la publicación. Una de ellas, de carácter más filosófico, expone el porqué una sociedad tiene que basarse en las personas, por y para su felicidad.

En otra se hace un análisis de la situación actual a todos los niveles (sanidad, economía, educación, etc.) y en la tercera se realiza la propuesta, basada en una transformación en cuatro niveles: nosotros como personas, las empresas y organizaciones, los gobiernos y partidos políticos y el sistema económico-financiero. Estos serían los cuatro pilares de la nueva sociedad, todos fundamentados en valores humanos.

Este planteamiento suena un poco a utopía. ¿Cómo se hace ver a una sociedad que ese cambio es posible?


Para todo este trabajo se necesita una hoja de ruta y el primer paso es creernos que es posible. La Historia está para demostrar que todos los imperios  y  sistemas han caído y han cambiado.

Mucha gente ya está empezando a creer que ese cambio es posible y se ha puesto a trabajar. Lo siguiente es participar, algo que también está en proceso de avanzar. Posiblemente más del 80% de la sociedad española esté ayudando a los demás de alguna forma: en su propia familia, en una ONG, a través de una parroquia, etc. La solidaridad está ahí y como sociedad tenemos unos valores vivos, aunque parezca que no los vemos. Hay que creer que en el día a día se puede construir esa nueva sociedad.
Además están surgiendo movimientos de ciudadanos cuyo fin es ayudar a los demás. Si todos nos unimos podemos darnos cuenta de que es posible cambiar la política desde la ciudadanía e incluso convencer a los que hoy son políticos que pueden cambiar las cosas. Que es posible incorporar la democracia a los partidos políticos en el día a día, que es posible sustituir indicadores como el crecer por el crecer por otros más sociales que nos indiquen si somos felices o no.
El punto clave será cuando consigamos aplicarlo en un lugar concreto. A día de hoy, la economía del bien común se está aplicando en varios municipios europeos que creen en ello. El siguiente paso será cuando un gobierno -ya sea nacional o regional- apueste por implanta este nuevo modelo en empresas, en su forma de gobernar y los demás veamos que es posible, las cosas empezarán a ser de otra manera.

¿Esto supone que el cambio empieza desde abajo, desde el ciudadano de a pie?


Los ciudadanos siempre decimos que los políticos hacen mal las cosas, pero tenemos que mirarnos primero nosotros como personas y cambiar.

Efectivamente hay que ir de abajo hacia arriba, pero llegar a la cumbre rápido y no quedarnos dormidos.
La gente ya está participando en su ecosistema más cercano, lo que hace falta es llevar esta idea a las empresas, a las organizaciones y a los gobiernos. Yo creo que la sociedad es solidaria e intenta ayudar, pero tal y como está montado el sistema político resulta que cuando la gente llega allí se le olvida. Estamos en una etapa maravillosa, es la oportunidad de un nuevo renacimiento, de cambiar las cosas de verdad, de hacer una transformación profunda, sin parches.
Tenemos que cambiar las cosas que han fallado, buscar el bien común. Hay más de 800 empresas que ya lo están aplicando y viendo que el sistema funciona y son competitivas. Por eso se lo tiene que creer el empresario, el político y cada persona.

En esta propuesta de sociedad se hace referencia a los movimientos ciudadanos. ¿Qué opina de los indignados del 15M?


A raíz de su aparición recuperé un poco la ilusión en la gente. Tenía claro desde hace años, que los políticos no iban a cambiar la sociedad, que teníamos que ser las personas. Pero estaba desilusionado porque veía que lo único que hacíamos era protestar.

El 15M fue un primer paso para demostrar que la gente teníamos algo de poder, sin banderas de por medio y sin ideologías. Nos ha quedado su espíritu y el mensaje de los ciudadanos somos soberanos y podemos cambiar las cosas. Eso sí, siempre desde la propuesta, no solo desde la protesta.
Por desgracia, ya no son noticias la corrupción o la situación de los bancos, lo importante ahora es que hay gente que se está moviendo, que está gestionando su empresa de forma diferente, que está participando en un movimiento social, etc.
Eso demuestra que la sociedad quiere un sistema nuevo. En una encuesta que se realizó a nivel europeo se concluía que el 90% de las personas quiere un cambio de sistema económico.

Es fácil para usted el hecho de ver que una nueva sociedad es posible, pero a la mayoría de los ciudadanos les sonará lejano poder llegar a creer en ese modelo diferente. ¿En unos años veremos las cosas con otros ojos?


En España hay más de treinta grupos locales de economía del bien común. Todo el que quiera puede conocer el modelo y hacer algo desde su situación personal.

A nivel nacional se está creando una Asociación del bien Común, que entrará en funcionamiento en menos de un mes, a lo que se suma la Federación Internacional. Como es un movimiento que va de abajo a arriba necesitamos que se trabaje en el ámbito local, nacional e internacional. Además de Alemania, Austria, Suiza, Italia y España, que son los países que han empezado más fuerte, el movimiento está ahora en Suecia, Reino Unido, Polonia y Latinoamérica.

Toda esta expansión se ha realizado en menos de un año, lo que significa que algo está cambiando. Todo el mundo que lo desee puede participar, conocer qué es o solicitar información en la página web de la Economía del Bien Común o en el blog yosoytu.com.

Su trayectoria profesional siempre ha estado ligada a proyectos de ayuda a los demás.

Mi ámbito profesional y de cooperante me ha permitido contactar con proyectos de desarrollo sostenible y gestión empresarial.
En 2001 pusimos en marcha Dynamyca Consulting con la idea de mejorar la sociedad desde la excelencia y la eficacia en la gestión tanto pública como empresarial. Fundación Emotiva nació en 2009 para proyectos de empresas sociales y cooperación internacional y se han llevado a cabo trabajos en Bolivia, Guatemala y Etiopía.
Por todo este conocimiento del mundo de la empresa, de las administraciones públicas y de la cooperación internacional me animé a hacer esta reflexión global de cómo puede ser posible un nuevo modelo.
Como siempre he creído en lo local para llegar a lo global, también participé en la Asociación Palencia Abierta, un proyecto ilusionante mediante el que trabajé para contribuir al desarrollo de la ciudad a través del comercio.
Es cierto que cuando te relacionas con gente de otros países aprendes mucho y tu mente se abre. Pero en la búsqueda de lo común te das cuenta de que da igual el idioma que hables porque las personas somos las mismas.
Estoy participando a nivel internacional en buscar ese nuevo modelo, pero siempre basado en lo local. Lo importante es no perder los principios y fomentar lo local, lo que contribuirá mucho a cambiar el modelo que tenemos actualmente.
Espero que en breve se ponga en marcha un grupo de trabajo en Palencia y haya mucha gente interesada.

Si dentro de diez años volvemos a hablar, ¿qué cree que se habrá conseguido de todo lo que hoy parece una quimera?


Yo veo dos escenarios. Uno es el negativo: que todo se quede igual, algo por lo que está trabajando mucha gente. El otro es el optimista -y con el que yo me quedo- que pasa por haber sido capaces de demostrar que las empresas pueden funcionar de otra forma, que los gobiernos pueden hacer las cosas de una manera más democrática  y transparente y que se preocupen por las personas.

Yo creo en un modelo en el que no existan ni izquierdas ni derechas. Nos creemos una sociedad avanzada y seguimos funcionado con paradigmas del siglo XIX y estamos en el XXI.
Estamos en el momento de cambiar, nos equivocaremos en cosas, pero se irán rectificando. Es posible que en diez años podamos hablar de un nuevo paradigma de sociedad en algunos países. En poco tiempo se están produciendo cambios muy importantes.

Hemos hablado del futuro, pero hemos obviado el porqué de cambiar el presente. ¿Dónde se ha fallado?

La causa de la causa es una crisis de valores, pero los llevamos en el ADN, por lo que solo tenemos que recuperarlos y olvidarnos de mantras como que el dinero da la felicidad o que para triunfar hay que eliminar a los demás.
Tenemos que mirar nuestro corazón y recuperar lo bueno que tenemos dentro y sacarlo. A la gente le da miedo hablar de palabras como el amor o la solidaridad en el mundo empresarial o en el ámbito de los gobiernos. El amor es la base de la sociedad, nuestra vida se fundamenta en él y la gente se sonroja cuando sale el tema.Pensar que somos lo que poseemos es una mentira que nos hemos creado y por la que estamos sufriendo.

 

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