Hasta el próximo verano en paz

Los niños saharauis se despidieron ayer de sus familias burgalesas de acogida

 

Los niños saharauis volvían ayer a su tierra tras despedirse de sus familias de acogida en Burgos. Vinieron sin conocer nada, con problemas médicos e incluso desnutrición. Apenas dos meses después, se marchan con un profundo agradecimiento.


Así, 34 niños participaron este año en el programa Vacaciones en Paz, promovido por la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui. La despedida era emotiva y los menores, de entre 8 y 12 años, se van esperando volver el año que viene. Los meses de julio y agosto han sido un respiro para estos chavales, comparado con su vida en los campamentos en los que viven el resto del año.

 

Con numerosas actividades lúdicas y educativas, las familias de acogida han proporcionado a los niños un paréntesis al que muchos volverán el próximo año. Destacan, sobre todo, las revisiones médicas, tan necesarias para los menores. Entre ellas cuentan con visitas al pediatra y correcciones en los oídos y la visión.  «Es gratificante cubrir las necesidades que allí no pueden», comentaba Fernando Velar, presidente de la asociación. Uno de los niños necesitará una intervención quirúrgica, por lo que tendrá que venir de nuevo el año que viene pese a superar el límite de edad.


Y, aunque la crisis ha afectado al programa Vacaciones en Paz en otras provincias de España, en Burgos, según Velar, apenas lo ha hecho. La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui comenzó la campaña en marzo. Aunque buscan nuevas familias quiere dar una continuidad con los niños e intentan conservar a las mismas a lo largo de los años. Para los niños España es un mundo totalmente distinto al que han visto durante toda su vida. «Una escalera, un semáforo y ya no digamos una piscina… Todo es nuevo y no lo han visto jamás hasta el primer día que llegan», explicó Velar. Por ello, «el primer año que vienen es crucial». Tras varios veranos juntos y con una relación cariñosa y estable, muchas familias de acogida viajan  después a los campamentos para visitarlos. «Allí el recibimiento es espectacular, te dan de lo que no tienen» indicó Velar.


Según la asociación burgalesa, «los campamentos empeoran año tras año debido a las escasas ayudas humanitarias que reciben. Hay mucha desnutrición entre los niños y sus familias biológicas», se lamenta Velar para relatar que un niño saharaui, al acercarse el final del  programa, dejó de cenar en su casa de acogida. No quería cenar para poder acostumbrarse otra vez a su situación habitual.

 

Fuente: El Correo de Burgos 20/08/2013

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