Si te pitan los oídos, no es que haya alguien hablando mal de ti. Se trata de un síntoma que se conoce como tinnitus (del latín tinnire = sonar) o acúfeno, un sonido que no procede de una fuente externa, sino del interior de tu oído y se suele oír como un pitido o un timbre. Cuando estos sonidos son fuertes o persistentes en el tiempo, pueden molestarte para dormir o descansar y afectan a tu calidad de vida. En un 2% de los casos la alteración es grave, y llega a resultar incapacitante para hacer vida normal.
Los acúfenos pueden ser de dos tipos: objetivos, cuando hay una fuente orgánica del sonido, que es audible también por otras personas, o subjetivos, cuando solo la persona afectada puede percibirlo, que es el tipo más frecuente.
Si se encuentra la causa, puede haber solución
Hay varias causas conocidas de acúfenos o tinnitus: si los sufres, conviene acudir al otorrino para que trate de averiguar la causa y, si es posible, encontrar una solución. El origen se encuentra a veces en el propio oído, otras en el sistema cardiovascular o también en los nervios o las articulaciones.
- Los oídos: el zumbido puede aparecer por un simple tapón de cera, que se retira y solucionado, o por enfermedades como el vértigo de Menière, que se puede tratar. También puede derivar de una pérdida de audición por haber estado expuesto a altos niveles de ruido: si el oído ya está dañado, hay difícil solución.
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- El sistema cardiovascular: es muy importante que acudas al médico si escuchas un sonido de tipo rítmico, acompasado con el latido del corazón, porque puede ser un síntoma de un problema cardiovascular, a veces, grave como un estrechamiento de la arteria carótida.
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- Las infecciones: hay enfermedades como la meningitis o la sífilis que pueden dejar secuelas en los oídos.
- La medicación: existen medicamentos que son ototóxicos, es decir, que entre sus efectos adversos pueden dañar el oído interno dando como resultado pérdida y distorsiones auditivas y tinnitus. Entre ellos están los antiinflamatorios no esteroideos (tipo ibuprofeno, diclofenaco, etc.), los antiinflamatorios COX-2 (como el celecoxib o el etoricoxib), los diuréticos de asa (como la furosemida, la bumetanida, etc.), algunos antibióticos (aminoglucósidos, quinolonas o la claritromicina), algunos antiepiléticos (como la carbamazepina, el ácido valpróico), algunos antidepresivos (la sertralina o toda la familia de los antidepresivos tricíclicos) y otros muchos. En la medida de lo posible, el médico tratará de interrumpir el medicamento responsable y cambiarlo por otro.
- El cerebro o el sistema nervioso: la causa puede ser desde haber recibido un golpe en la cabeza hasta tener un tumor cerebral o un daño en el nervio auditivo. Cada una de ellas, requiere su tratamiento específico. Cuando no existe una causa física evidente, los expertos creen que hay que buscarla en el sistema nervioso central, que no recibe de forma correcta la información desde la cóclea.
- Los huesos o articulaciones: el sonido puede aparecer por alguna disfunción en la articulación de la mandíbula.
Objetivo: controlar la molestia
¿Hay tratamiento contra esta molestia?
Se han probado muchos fármacos para combatir los acúfenos, pero no han demostrado ser eficaces para corregirlo: de hecho, no hay ninguno aprobado por las autoridades sanitarias con esta finalidad.
Tampoco los suplementos nutricionales (zinc, cobre, melatonina, niacina, manganeso…), ni los remedios a base de plantas (Ginkgo biloba) funcionan. Hay estudios que han intentado demostrar que estos productos son eficaces en el tratamiento del tinnitus, pero no han dado un resultado concluyente, y además suelen ser pocos rigurosos en su diseño. De hecho, la evidencia a favor de ellos es tan débil que la Academia Americana de Otorrinolaringología concluye que “ningún suplemento nutricional, ni ningún remedio a base de plantas ha probado ser eficaz en el tratamiento del tinnitus”. Y además estos productos tampoco son inocuos: pueden tener efectos adversos e interaccionar con la medicación habitual. Por ejemplo, el Ginkgo biloba puede producir vómitos, náuseas o dolor de cabeza que suelen ser leves y transitorios, pero lo peor es que puede interaccionar con diversos medicamentos, entre ellos los anticoagulantes orales como el Sintrom y aumentar el riesgo de hemorragia en los pacientes anticoagulados.
Las terapias actuales en el tratamiento del tinnitus buscan, sobre todo, ayudar a los pacientes a sobrellevarlo. Para ello se suelen usar técnicas de tipo psicológico, como el biofeedback, la terapia cognitivo conductual o la de reentrenamiento, que tratan de modificar la respuesta emocional al estímulo, reduciendo la ansiedad. También hay dispositivos de tipo físico, como audífonos que ayudan a oír mejor, o enmascaradores que emiten un «ruido blanco» con el que se trata de camuflar o contrarrestar el sonido interno.
Protege tus oídos
Las personas expuestas a ruidos fuertes o a explosiones tienen mayor riesgo de experimentar acúfenos y pérdidas de audición.
Por eso,
- Asegúrate de llevar protectores auditivos (no vale con algodón o tapones) para hacer ciertos trabajos o tareas muy ruidosas, por ejemplo cortar césped o setos…
- No pongas muy alta la música o la televisión, especialmente si estás usando auriculares.
- En conciertos y discotecas, no te quedes al lado de los altavoces.
- Al elegir juegos o juguetes, elige los que sean menos ruidosos.
- No uses bastoncillos para limpiar la cera de los oídos: puedes dañar el tímpano.
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